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POLÍTICA Y GENTE

Por: Pedro García

El regiomontano Napoleón Gómez Urrutia encarna otro caso de un sindicalista perseguido que consiguió un retorno con gloria. Previamente lo hizo Elba Esther Gordillo.

Ambos fueron defenestrados y linchados públicamente por actos de represión política: Gordillo a manos de Peña Nieto. Gómez Urrutia, a manos de Fox, Calderón y Peña Nieto.

Todavía hoy, los dos sindicalistas padecen el repudio en la opinión pública por supuesta corrupción, lo cual, objetivamente, no ha sido demostrado por la PGR.

Contra toda opinión, ambos derrotaron al formidable poder político de Presidentes de la República que cargaron contra ellos por medio de la Procuraduría General de la República.

El pecado de Gómez Urrutia fue exigir responsabilidad al empresario minero Germán Feliciano Larrea Mota, presidente del grupo minero México por el funesto caso de Pasta de Conchos, calificado por Napoleón como un “homicidio industrial”.

El entonces presidente, Vicente Fox se puso al lado de Larrea y fraguó delitos contra el dirigente minero quien hizo lo aconsejable: salir del país rumbo a Canadá ante la seguridad de que iba a ser encarcelado mediante actos jurídicos ilegales.

El regiomontano fue apoyado por líderes mundiales de gremio de la metalurgia y poco a poco fue venciendo –con un estupendo trabajo de abogacía-, las acusaciones de la PGR, lo más sonado, la presunto apropiación de 55 millones de dólares y que, según, correspondían a trabajadores.

Peña Nieto, sobre todo, intentó echarle mano a Napoleón pero fracasó, toda vez que el dirigente se defendió en tribunales y venció en once ocasiones a la PGR.

El hecho es que Gómez Urrutia está de regreso en México y listo para tomar protesta como senador de la República en el grupo legislativo de Morena, tras de que el ahora Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador lo había designado como candidato plurinominal a la Cámara Alta.

En reciente artículo de opinión “Mi regreso a México” firmado por él y publicado en el periódico La Jornada el pasado 23 de agosto, Gómez Urrutia asentó:

“El Sindicato Minero y su digna, valiente y ejemplar lucha por defender los derechos laborales y humanos de los trabajadores, ha sido inspiración mundial para quien defiende con honestidad sus ideales. A ellos, mi reiterado agradecimiento y compromiso por la solidaridad, humanidad y amistad que ofrecieron.

Atrás quedan los seres miserables que no alcanzan la categoría de hombres; pobres en dignidad y humanidad, se ven como lo que siempre han sido: entes vacíos de calidad ética o moral. Nunca, ni en los peores momentos, nos pudieron quebrar, la casta que ha distinguido a nuestra organización nos mantuvo de pie. Jamás nos hincamos ante nada ni nadie y hemos caminado erguidos y seguros con la frente y el orgullo muy en alto.”

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