POLÍTICA Y GENTE
A saber por la persistente molestia, que raya en el extremo de querer mandar al Partido al diablo, militantes del PRI no cejan en llevar a todas las instancias posibles la judicialización de la selección de candidatos a puestos de elección popular mientras acusan al dirigente Pedro Pablo Treviño de actos gravísimos como el de vender los procesos, con derivación en la entrega de los comicios constitucionales del próximo 1 de julio, a los intereses de Morena.
También, lamentan que el grupo de Notables del comité electoral, compuesto de priistas de vieja militancia, estén como protagonistas de decoración, avalando la conducta de Pedro Pablo consistente en la segregación de militantes a través de maniobras como el de negarse a abrir los expedientes para que quienes no “pasaron” los exámenes, vean los resultados.
Militantes hay, que reniegan amargamente de los límites a que se ha llevado al PRI de Nuevo León en donde auguran que, debido a las cuestionables prácticas políticas, colmadas de triquiñuelas, el partido sufrirá duros reveses, aún en municipios donde el tricolor se siente muy seguro.
También reprochan que Pedro Pablo siendo dirigente del partido se haya asegurado sus intereses electorales personales y los de sus adláteres, y esté dejando al garete a la institución, en detrimento de los resultados presidenciales en Nuevo León donde ya se acumulan varios comicios con derrotas humillantes para los candidatos.
Lo inexplicable en esos militantes es que no abandonan su pertenencia al Partido, como tal es la tendencia actual donde el rojo cambia a verde, luego a morado y así sucesivamente, se muerden su amargura por el estado del PRI en pleno siglo XXI pero mantienen su lucha judicial con la esperanza de que en los ámbitos de la justicia federal, alguien pueda darles la razón.