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Educación temprana, la puerta del futuro

Por: Lupita Rodríguez Martínez

Para los Centros de Desarrollo Infantil del Frente Popular “Tierra y Libertad” (Cendis), la educación, especialmente la educación temprana y teniendo como antecedentes la educación preconcepcional y la prenatal, es el eje fundamental del desarrollo humano y la puerta del futuro.

De acuerdo con varias investigaciones, en particular con el aporte de las neurociencias, el ciclo de formación del ser humano se inicia desde las edades tempranas y sus efectos trascenderán positivamente por el resto de la vida.

Las primeras vivencias, actividades, estímulos y experiencias de vida que tiene un ser humano influyen de manera determinante en la formación del cerebro y en la naturaleza y alcance de las capacidades en la vida adulta. El rápido desarrollo del cerebro durante estas primeras etapas es fundamental y está determinado por una interacción compleja entre los genes con los que se nace y las experiencias que se viven.

La lactancia materna, la nutrición, el cuidado, el afecto y un ambiente enriquecido que estimule organizadamente los sentidos, influyen directamente sobre las conexiones que se establecen en el cerebro durante estos valiosos primeros años.

Cuando el ser humano recibe un cuidado que satisface sus diferentes necesidades tomando en cuenta su naturaleza holística, entonces crecerá no sólo más apto para ingresar a la escuela y aprender con facilidad, sino también con mayores oportunidades para desarrollar sus talentos humanos únicos y, por ende, tendrá mayor posibilidad de alcanzar el éxito.

Es claro que la pobreza limita en muchos aspectos la oportunidad de la niñez para acceder a un pleno desarrollo integral. Sin embargo, la intervención temprana asertiva en los primeros años de vida puede ser alternativa y altamente eficiente para reducir la brecha de desarrollo entre pobres y ricos, logrando así que la niñez más vulnerables ingrese a la escuela primaria con bases suficientemente sólidas para aprender y desplegar sus cualidades e inteligencias al mismo nivel que niños con más oportunidades.

Científicos y economistas interesados en la infancia, consideran que la inversión en edad temprana tendrá a futuro un impacto social favorable, por ser una efectiva vía para revertir el círculo de reproducción de la pobreza y un detonante del desarrollo.

Un país que invierte en educación temprana y en la formación de capital humano, será un país que le apuesta al desarrollo económico, social y sustentable, al equilibrio e igualdad social, así como a formar ciudadanos productivos y con mayores potencialidades biopsicosociales.

Por el contrario, países que no invierten en educación y, sobre todo, en educación temprana, están condenados al atraso, a la desigualdad y a ser siempre dependientes.

Las influencias tempranas de calidad potencian las funciones, la arquitectura cerebral y contribuyen a la vez a la cimentación armónica y equilibrada de la personalidad del niño y, con ello, a la formación de un perfil más apto y capaz de enfrentar con éxito los retos en su trayecto educativo y en la vida.

Tal es la fundamentación que dio origen a los Centros de Desarrollo Infantil en 1990 y que determinó la vocación de nuestra institución, al concebirse como agente de transformación social del contexto de vida de marginación y pobreza que caracterizó a las comunidades donde se ubicaron los primeros siete Cendis, al considerar la complejidad de la educación y su interrelación con el desarrollo humano.

Hoy, los frutos de 27 años de trabajo ininterrumpido se reflejan a través del modelo de gestión que despliegan los Cendis y que se materializa en sus acciones con un enfoque holístico por la niñez, el educador, la familia y la comunidad, como ejes fundamentales de nuestro trabajo educativo.

La cultura de calidad de nuestros procesos y servicios, el sistema de planeación estratégica y operativa, la gestión del talento humano, del conocimiento y de la información, así como la responsabilidad social, ética y ambiental, son otros criterios de la filosofía organizacional que marcan la dirección y el rumbo del Modelo Cendi y que al interactuar entre sí facilitan el logro de resultados de acuerdo con los indicadores y parámetros del Sistema de Evaluación del Desarrollo de la Niñez.

Por ello, las acusaciones aberrantes, falsas y totalmente injustificadas de la Procuraduría General de Justicia en contra nuestra, se toparán con la fortaleza del Modelo Cendi, cuya fuerza radica en trabajar por la educación de las poblaciones infantiles, prioritariamente por las más marginadas.

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